Reflection for the 14th Sunday in Ordinary Time
Today we celebrate the 14th Sunday in Ordinary Time. In this Sunday’s Gospel, Jesus sends out 72 disciples, two by two. This passage offers us a deep message about evangelization, hospitality, welcome, and the value of encountering others.
Jesus teaches us not to act with arrogance or pride, but rather with a spirit of service, courage, and faith. When entering a house, we are to offer peace, bringing the Good News with humility and generosity. In these difficult times — marked by persecution, injustice, poverty, and displacement — we are called to be in solidarity, especially with those who are treated inhumanely. Such attitudes do not reflect the Gospel or the teaching of the living Christ. Today, God calls each and every one to fulfill their mission, to walk along with another who has received the same calling and serve the community in need.
In the book of the prophet Isaiah, we see the people giving thanks to God for being freed from captivity and exile. We too must learn to give thanks and recognize God's liberating presence in our lives.
The community of Saint Nicholas Church is a visible sign of this welcome. We are a diverse parish, rooted in faith and apostolic principles. Our services must always be founded on faith, hope, and love. We must remain focused on the essence of God’s call to serve — through catechesis, the sacraments, and pastoral life.
The role of the priest is to welcome, to show deep respect, and to listen. We are not leaders to judge or to decide who deserves to belong or not. The call is free, but it requires motivation and commitment. As members of this Church, we are called to see and encounter one another as brothers and sisters.
Let us be strong and hopeful in our desire to follow the example and witness of Jesus. May our catechesis always be marked by joy and hospitality.
Español – Reflexión para el 14º Domingo del Tiempo Ordinario
Hoy celebramos el 14º Domingo del Tiempo Ordinario. En el Evangelio de este domingo, Jesús envía a 72 discípulos, de dos en dos. Este pasaje nos ofrece un mensaje profundo sobre la evangelización, la hospitalidad, la acogida y el valor del encuentro con el otro.
Jesús nos enseña a no actuar con arrogancia ni orgullo, sino con un espíritu de servicio, valentía y fe. Al entrar en una casa, debemos ofrecer la paz, llevando la Buena Nueva con humildad y generosidad. En estos tiempos difíciles —marcados por la persecución, la injusticia, la pobreza y el desplazamiento— estamos llamados a vivir en solidaridad, especialmente con quienes son tratados de manera inhumana. Tales actitudes no reflejan el Evangelio ni la enseñanza de Cristo vivo. Hoy, Dios llama a cada uno a cumplir su misión, a caminar junto a otro que ha recibido el mismo llamado y a servir a la comunidad más necesitada.
En el libro del profeta Isaías, vemos al pueblo dando gracias a Dios por haber sido liberado del cautiverio y del exilio. También nosotros debemos aprender a agradecer y a reconocer la presencia liberadora de Dios en nuestra historia.
La comunidad de la Iglesia de San Nicolás es un signo visible de esta acogida. Somos una parroquia diversa, arraigada en la fe y en los principios apostólicos. Nuestros servicios deben estar siempre fundamentados en la fe, la esperanza y el amor. Necesitamos mantenernos centrados en la esencia del llamado de Dios al servicio, ya sea en la catequesis, en los sacramentos o en la vida pastoral.
El papel del sacerdote es el de acoger, respetar profundamente y escuchar. No somos líderes para juzgar ni seleccionar quién merece o no pertenecer. El llamado es libre, pero requiere motivación y entrega. Como miembros de esta Iglesia, estamos llamados a ver, reconocer y encontrar al otro como hermano y hermana.
Seamos fuertes y esperanzados en nuestro deseo de seguir el ejemplo y el testimonio de Jesús. Que nuestra catequesis esté siempre marcada por la alegría y la acogida.
Please also see Flor Cortez’s wonderful June 2025 recap video, below!
Today we celebrate the 14th Sunday in Ordinary Time. In this Sunday’s Gospel, Jesus sends out 72 disciples, two by two. This passage offers us a deep message about evangelization, hospitality, welcome, and the value of encountering others.
Jesus teaches us not to act with arrogance or pride, but rather with a spirit of service, courage, and faith. When entering a house, we are to offer peace, bringing the Good News with humility and generosity. In these difficult times — marked by persecution, injustice, poverty, and displacement — we are called to be in solidarity, especially with those who are treated inhumanely. Such attitudes do not reflect the Gospel or the teaching of the living Christ. Today, God calls each and every one to fulfill their mission, to walk along with another who has received the same calling and serve the community in need.
In the book of the prophet Isaiah, we see the people giving thanks to God for being freed from captivity and exile. We too must learn to give thanks and recognize God's liberating presence in our lives.
The community of Saint Nicholas Church is a visible sign of this welcome. We are a diverse parish, rooted in faith and apostolic principles. Our services must always be founded on faith, hope, and love. We must remain focused on the essence of God’s call to serve — through catechesis, the sacraments, and pastoral life.
The role of the priest is to welcome, to show deep respect, and to listen. We are not leaders to judge or to decide who deserves to belong or not. The call is free, but it requires motivation and commitment. As members of this Church, we are called to see and encounter one another as brothers and sisters.
Let us be strong and hopeful in our desire to follow the example and witness of Jesus. May our catechesis always be marked by joy and hospitality.
Español – Reflexión para el 14º Domingo del Tiempo Ordinario
Hoy celebramos el 14º Domingo del Tiempo Ordinario. En el Evangelio de este domingo, Jesús envía a 72 discípulos, de dos en dos. Este pasaje nos ofrece un mensaje profundo sobre la evangelización, la hospitalidad, la acogida y el valor del encuentro con el otro.
Jesús nos enseña a no actuar con arrogancia ni orgullo, sino con un espíritu de servicio, valentía y fe. Al entrar en una casa, debemos ofrecer la paz, llevando la Buena Nueva con humildad y generosidad. En estos tiempos difíciles —marcados por la persecución, la injusticia, la pobreza y el desplazamiento— estamos llamados a vivir en solidaridad, especialmente con quienes son tratados de manera inhumana. Tales actitudes no reflejan el Evangelio ni la enseñanza de Cristo vivo. Hoy, Dios llama a cada uno a cumplir su misión, a caminar junto a otro que ha recibido el mismo llamado y a servir a la comunidad más necesitada.
En el libro del profeta Isaías, vemos al pueblo dando gracias a Dios por haber sido liberado del cautiverio y del exilio. También nosotros debemos aprender a agradecer y a reconocer la presencia liberadora de Dios en nuestra historia.
La comunidad de la Iglesia de San Nicolás es un signo visible de esta acogida. Somos una parroquia diversa, arraigada en la fe y en los principios apostólicos. Nuestros servicios deben estar siempre fundamentados en la fe, la esperanza y el amor. Necesitamos mantenernos centrados en la esencia del llamado de Dios al servicio, ya sea en la catequesis, en los sacramentos o en la vida pastoral.
El papel del sacerdote es el de acoger, respetar profundamente y escuchar. No somos líderes para juzgar ni seleccionar quién merece o no pertenecer. El llamado es libre, pero requiere motivación y entrega. Como miembros de esta Iglesia, estamos llamados a ver, reconocer y encontrar al otro como hermano y hermana.
Seamos fuertes y esperanzados en nuestro deseo de seguir el ejemplo y el testimonio de Jesús. Que nuestra catequesis esté siempre marcada por la alegría y la acogida.
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